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    Auschwitz-Birkenau: los libros de defunción de Auschwitz-Birkenau

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    ¿Cómo sabemos que los nazis asesinaron a la mayoría de los judíos enviados a Auschwitz-Birkenau? ¿Los denominados “libros de defunción” de Auschwitz muestran la cantidad real de víctimas?

    Los negacionistas del Holocausto argumentan lo siguiente:

    Auschwitz-Birkenau no era un centro de exterminio para los judíos de Polonia y Europa. Las recopilaciones de certificados de defunción del campo (los denominados “libros de defunción”) solo enumeran 69,000 muertes en toda la población de prisioneros… todas por causas naturales.

    Por ejemplo, los negacionistas del Holocausto afirman que Auschwitz-Birkenau era “un campo para los judíos que no podían trabajar, incluidos los enfermos y los ancianos”.[1] Como la Gestapo recopiló certificados de defunción (los libros de defunción), los negacionistas citan la cifra de 69,000 muertes de prisioneros (tanto judíos como no judíos) que aparece en el libro de defunción.[2] Los certificados de defunción indican que esos reclusos murieron de tifus, de “la debilidad característica de la vejez”, de “gripe”, de “insuficiencia cardíaca”, de “neumonía” y de otras afecciones físicas naturales. Según los negacionistas, esos certificados “desacreditan un pilar central de la narrativa de exterminio del Holocausto”: que los judíos fueron asesinados en masa por medio de gas venenoso.[3] Los negacionistas del Holocausto afirman que estos libros demuestran: “Ni asesinados, ni gaseados: mucho más de la mitad de los reclusos del campo de concentración de Auschwitz murieron de causas naturales. Esto implica enfermedades, epidemias, fiebre tifoidea, tifus, inanición, frío, sobrecarga de trabajo o diversas otras causas naturales… quizás, como máximo, se asesinaron a 40,000 personas en Auschwitz”.[4]

    Los hechos son:

    Los libros de defunción de Auschwitz-Birkenau no reflejan los casi 900,000 judíos que fueron asesinados en cámaras de gas al llegar. Solo los prisioneros incluidos en la mano de obra esclava (entre ellos, unos 230,000 judíos) recibieron números; solo sus certificados de defunción se incluyeron en los libros de defunción.

    ¿Qué son los libros de defunción de Auschwitz?

    Los libros de defunción son compilaciones de certificados de defunción de aquellos prisioneros de Auschwitz-Birkenau que estaban registrados, tenían un número asignado y fallecieron ahí. Estos libros solo incluyen las muertes ocurridas entre el 29 de julio de 1941 y el 31 de diciembre de 1943. Aunque varios volúmenes no sobrevivieron a la guerra, 346 sí lo hicieron, en la oficina de la Gestapo de Auschwitz-Birkenau.

    Los certificados de defunción registran la fecha de emisión, nombre y apellido, información de nacimiento (lugar y fecha) y datos de la muerte (fecha, hora, lugar y causa). La causa solía ser ficticia. En enero de 1945, cuando los rusos liberaron Auschwitz-Birkenau, se llevaron a Moscú los libros de defunción. Su existencia se desconocía hasta que se permitió su uso por parte de investigadores en 1989. In 1991, se repatriaron al Museo Estatal Auschwitz-Birkenau.

    ¿Cómo sabemos que unos 900,000 judíos fueron asesinados en las cámaras de gas, aunque su número no figure en los registros nazis?

    Rudolf Höss fue el comandante de Auschwitz-Birkenau desde mediados de 1941 hasta diciembre de 1943, tras lo cual fue ascendido a la oficina administrativa que supervisaba todos los campos. A principios de mayo de 1944, retomó su mando de Auschwitz-Birkenau por un breve período durante la Acción Húngara. Tras la guerra, fue arrestado, juzgado, sentenciado y ejecutado por su participación en la Solución Final. Antes de su ejecución, escribió sus memorias, en las cuales mencionó: “Originalmente, todos los judíos deportados a [Auschwitz-Birkenau]… debían ser destruidos sin excepción, de acuerdo con las órdenes de Himmler”. Sin embargo, debido a las necesidades de la industria armamentística, para 1942 los nazis salvaban a algunos judíos sanos como trabajadores. En palabras de Höss: “Los vagones ferroviarios se descargaban uno tras otro. Tras depositar su equipaje, los judíos debían pasar individualmente frente a un doctor de las SS, que decidía su aptitud física mientras marchaban. Si los consideraba sanos, eran escoltados de inmediato al campo en pequeños grupos. Se conducía a los crematorios lo más silenciosamente posible a los judíos seleccionados para el gaseo”.[5] Solo los elegidos para el trabajo recibían números; los que se enviaban a las cámaras de gas, no.

    Pery Broad, miembro de la Gestapo apostado en Auschwitz-Birkenau, describió el trato de los escogidos para trabajos esclavos tras la selección: “Mujeres y muchachas, que una vez vistieron a la moda, ahora llevaban las cabezas rapadas y su número de reclusas tatuado en el antebrazo izquierdo; e iban vestidas en blusones de rayas blancas y azules que parecían sacos”.[6] Estos son los prisioneros contabilizados en los libros de defunción. Como si formaran parte del inventario de un negocio, ahora eran propiedad del Tercer Reich. En consecuencia, debían ser rastreados como parte del inventario: se podía conocer su número y ubicación en cualquier momento. No existe registro de los 900,000 hombres, mujeres y niños judíos que eran enviados directamente a las cámaras de gas.

    Como Broad trabajaba en la oficina de la Gestapo en Auschwitz-Birkenau, tenía información valiosa sobre el proceso de mantenimiento de registros, lo que incluía la preparación de los libros de defunción. Broad afirmó: “Cuando la Oficina Principal de Seguridad del Reich solicitaba información sobre un transporte pasado, como regla nada podía corroborarse. Las listas de transporte anteriores se destruían. Nadie podía saber nada en Auschwitz sobre el destino de una persona determinada… Actualmente, tras la evacuación de Auschwitz y la quema de todos los papeles y registros, el destino de millones de personas se desconoce por completo. Ya no existen listas de las llegadas de transportes”.[7]

    Pery Broad, Procès de Francfort (1964-1965). By Ryza Jane, BSPSYCH grad published on en:WP under Creative Commons license (https://en.wikipedia.org/wiki/File:Perybroad.jpg) [CC BY-SA 3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)], via Wikimedia Commons.
    Pery Broad, Procès de Francfort (1964-1965). De Ryza Jane, graduada en BS PSYCH, publicada en WP bajo licencia de Creative Commons (https://en.wikipedia.org/wiki/File:Perybroad.jpg) [CC BY-SA 3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)], a través de Wikimedia Commons.

    Un sobreviviente testifica sobre el envío de los recién llegados a las cámaras de gas:

    Stanislaw Jankowski fue miembro del Sonderkommando de la cámara de gas y crematorio V en Auschwitz-Birkenau en julio de 1943. Dio una declaración jurada a las autoridades rusas después de la guerra: “En este punto, tengo que enfatizar que solo las personas destinadas a hacer diversos tipos de tareas se incluían en los registros de la fortaleza de los prisioneros y recibían números del campo. No se proporcionaba número ni se registraba… a todos aquellos que iban directamente desde los transportes hacia [la cámara de] gas”. Además, señaló: “Cerca del 30% de los transportes que llegaban [con judíos húngaros]… eran elegidos para colocarlos en el campo… Al resto se los gaseaba y cremaba en los hornos crematorios”.[8]

    La mayoría de los judíos recién llegados estaban condenados a morir sin registro:

    Franciszek Piper, un académico e historiador polaco, llevó a cabo una investigación exhaustiva sobre la cantidad total de personas que eran deportadas hacia Auschwitz-Birkenau desde todas partes de Europa (entre 1940 y 1945). Concluyó que la cantidad total fue de, al menos, 1,305,000. Esta cifra incluye judíos, romaníes, prisioneros de guerra soviéticos y prisioneros no judíos de otras nacionalidades. De esta cifra, la cantidad total de judíos enviados a Auschwitz-Birkenau fue de unos 1,095,000, de los cuales al menos 865,000 fueron asesinados de inmediato. Los judíos restantes —unos 230,000— fueron admitidos al campo como mano de obra esclava.[9] De estos, unos 188,000 fueron transferidos a otros campos y, por lo tanto, no fueron asesinados directamente en Auschwitz-Birkenau. Entre ellos, se encontraban Anne Frank y su hermana, Margot, quienes murieron en el campo de concentración de Bergen-Belsen, y Elie Wiesel, quien fue liberado del campo de concentración de Buchenwald (Alemania).

    Piper fue capaz de rastrear el destino de los transportes de judíos que llegaban a Auschwitz-Birkenau. Por ejemplo, el 10 de agosto de 1943, un transporte de unos 3,000 judíos polacos de Sosnowitz, Polonia: “Después de la selección, se admite en el campo a 100 hombres, que reciben los números 136303-136412, y a 195 mujeres, que reciben los números 54332-54526. Las casi 2,700 personas restantes son asesinadas en las cámaras de gas”.[10]

    Conclusión:

    Los negacionistas del Holocausto afirman falsamente que los libros de defunción reflejan la cantidad total de muertes en Auschwitz-Birkenau. Los libros de defunción no reflejan los casi 900,000 judíos que fueron asesinados al llegar a Auschwitz-Birkenau. A veces, ni siquiera se contaba apropiadamente a los recién llegados, mucho menos se los registraba. Solo aquellos incluidos en la mano de obra esclava (entre ellos, unos 230,000 judíos) recibieron números; estos prisioneros son los únicos que figuran en los libros de defunción.

    NOTAS

    [1] Mark Weber, “Pages from the Auschwitz Death Registry Volumes: Long-Hidden Death Certificates Discredit Extermination Claims”, Journal of Historical Review, otoño de 1992 (Vol. 12, n.º 3) en www.ihr.org/jhr/v12/v12p265_Weber.html.

    [2] La mayoría de los prisioneros registrados en los libros de defunción eran católicos romanos (31,814 personas, el 46.8%) y judíos (“mosaicos”, 29,125 personas, el 42.8%). El resto pertenecía a las siguientes denominaciones: griegos ortodoxos (3.6%), luteranos evangélicos (3.4%) y católicos griegos (1.6%). El campo correspondiente a la “denominación”, se dejó en blanco en 1,275 (1.9%) certificados de defunción.

    [3] Mark Weber, “Pages from the Auschwitz Death Registry Volumes: Long-Hidden Death Certificates Discredit Extermination Claims”, Journal of Historical Review, otoño de 1992 (Vol. 12, n.º 3).

    [4] Juez Charles Gray, Holocaust Denial on Trial, sentencia del juicio (8.20, ii), que cita a David Irving en un discurso ante Moers, Alemania, 9 de marzo de 1990.

    [5] Rudolph Höss, Death Dealer: The Memoirs of the SS Kommandant at Auschwitz, editado por Steven Paskuly (Prometheus books, 1992), pp. 34-35, 43-44.

    [6] KL Auschwitz Seen by the SS (Museo Estatal Auschwitz-Birkenau, 1995), pp. 132, 133.

    [7] KL Auschwitz Seen by the SS (Museo Estatal Auschwitz-Birkenau, 1995), pp. 142.

    [8] Robert Jan van Pelt, The Van Pelt Report (“IV Attestations, 1945-46”, nota 275).

    [9] Franciszek Piper, Auschwitz: How Many Perished Jews, Poles, Gypsies… (Krakow, 1994), pp. 51-57.

    [10] Danuta Czech, Auschwitz Chronicle 1939-1945 (Henry Holt, 1997), p. 459.