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    Camionetas de gas: la carta Becker-Rauff

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    ¿Cómo sabemos que las camionetas de gas existieron y que los nazis las usaron para asesinar judíos?

    Los negacionistas del Holocausto argumentan lo siguiente:

    Si los nazis usaron camionetas de gas, debería haber documentos sobre ellas. No hay documentos primarios que demuestren que se construyeron camionetas de gas o que los nazis las usaron. Por ende, la existencia y el uso de las camionetas de gas son puros “rumores”, ya que hay “poca evidencia documental”.

    Por ejemplo, el negacionista del Holocausto Santiago Alvarez[1] alega que los documentos primarios sobre la construcción y el uso de las camionetas de gas son “ambiguos” y no demuestran que las camionetas existieron.[2]

    Los hechos son:

    Hay documentos primarios sobre el diseño y uso de las camionetas de gas que sobrevivieron a la guerra. Estos documentos nazis demuestran que las camionetas de gas fueron diseñadas y construidas en Berlín a fines de 1941 e inicios de 1942. Los nazis enviaron las camionetas de gas al campo de la muerte Chelmno y a las unidades Einsatzgruppen en los territorios soviéticos ocupados.

    Documentos primarios sobre las camionetas de gas:

    Hay un archivo entero con documentos nazis vinculados a las camionetas de gas, pero los documentos más importantes son dos cartas relacionadas con la construcción y el uso de estos vehículos.

    Carta del 16 de mayo de 1942: Dr. August Becker a Walter Rauff

    Walter Rauff se encargó de la construcción y el desarrollo de las camionetas de gas. Rauff, instalado en Berlín, envió a August Becker a inspeccionar el uso de las camionetas de gas en el este e informarle acerca de sus hallazgos. La carta es su informe. En la carta, Becker destacó diversos inconvenientes:

    Las dificultades de operar las camionetas de gas en malas condiciones climáticas.

    Becker señala que las camionetas más grandes no se podían usar siempre porque si “si ha llovido por media hora, por ejemplo… simplemente se desliza. Solo puede usarse en un clima completamente seco”. El problema era que el “el sitio de ejecución” en general estaba a 10 o 15 kilómetros de las rutas normales, por lo que “en caso de inundación o clima húmedo, no se podía acceder”. (énfasis del autor)

    Las dificultades de mantener las camionetas de gas en condiciones del terreno difíciles.

    Becker observa que “las condiciones de terreno difíciles y las condiciones indescriptibles de la ruta y la carretera” en los territorios soviéticos ocupados aflojaban el calafateado y los roblones en el compartimento de carga estanco. Como resultado de las fugas, los hombres en el campo se quejaban de dolores de cabezas. En respuesta, Becker indicó que: “durante el gaseo todos los hombres debían permanecer lo más lejos posible de las camionetas, para que no sintieran malestar por la fuga de gases”. (énfasis del autor)

    La falta de formación adecuada y disciplina de los conductores de las camionetas de gas.

    Becker informó que los hombres en el campo no respetaban las órdenes: “La aplicación de gas en general no se realiza en forma adecuada. Para terminar lo antes posible, el conductor aprieta el acelerador hasta el máximo. Al hacer esto las personas que van a ser ejecutadas mueren por asfixia y no por los gases como se planea. Mis indicaciones demuestran que, al ajustar las palancas de forma correcta, la muerte se produce más rápido y los prisioneros se adormecen en paz por los gases. Ya no se ven rostros distorsionados y excreciones como antes”. (énfasis del autor)

    Becker usa específicamente las palabras “sitios de ejecución”, “personas que van a ser ejecutadas”, y “aplicación de gas”. Señala que las fugas estaban afectando la salud de los conductores alemanes y ofrece recomendaciones para que la “muerte sobrevenga con más rapidez” para las víctimas. No puede ser más claro: los nazis usaban las camionetas de gas para asesinar seres humanos.[3]

    Carta del 5 de junio de 1942, marcada como “Confidencial”, de Willy Just a Walther Rauff.

    Willy Just fue un jefe de taller que transformó los camiones normales en camionetas de gas. En una carta que escribió a Rauff, utilizó la siguiente línea de asunto: “Re: Ajustes técnicos en camionetas especiales en servicio y en las que están en producción”. Just explica que [d]esde diciembre de 1941… se procesó a 97,000, usando tres camionetas…”. Sin embargo, según la “experiencia [p]revia”, Just recomienda varios cambios:

    Primero, Just recomienda que se agreguen dos ranuras en la parte superior de la parte trasera del compartimiento de carga para “facilitar la distribución más rápida de CO [monóxido de carbono]”. (énfasis del autor)

    Segundo, Just sugiere que la longitud general del compartimiento de carga de las camionetas más grandes debería reducirse 0.9 metros (tres pies). Observa que, como desventaja, esto disminuiría la cantidad de “sujetos” que podían “ser tratados” pero, como ventaja, los motores podrían llenar la parte trasera de la camioneta con monóxido de carbono mucho más rápido. Un espacio menor significa que la operación tomaría “menos tiempo”. (énfasis del autor)

    Tercero, Just sugirió cubrir las luces en el compartimiento de carga con una grilla de metal para evitar daños producidos por la “carga”. Asimismo, parece que cuando la “puerta trasera se cierra y adentro queda oscuro, la carga empuja fuerte contra la puerta” donde pueden ver la luz pequeña que queda entre las ranuras. (énfasis del autor)

    Cuarto, Just propone que para facilitar la limpieza de los vehículos luego de una operación, las nuevas camionetas deberían tener un drenaje estanco de 20 a 35 cm (8 a 12 pulgadas) de diámetro en el piso. El drenaje debe equiparse con un “tamiz” para que drenen los “líquidos ligeros” pero que recoja la “suciedad más espesa” para retirarla luego.[4]

    Ingrid Weckert, un negacionista alemán del Holocausto, argumenta que esta carta no demuestra “de forma clara e inequívoca” que la “carga” eran seres humanos.[5] Sin embargo, ¿qué carga de bienes (que no sean seres humanos) “empuja fuerte contra las puertas” de la camioneta para buscar un último aliento de aire fresco? ¿Qué carga de bienes (que no sean seres humanos) necesita un drenaje para desviar “líquidos ligeros”? ¿Qué carga de bienes (que no sean seres humanos) necesita que una luz esté protegida con una reja de metal?

    Conclusión:

    Los negacionistas del Holocausto afirman que los documentos primarios sobre las camionetas de gas son ambiguos. Esto es claramente falso. Los documentos nazis que sobrevivieron demuestran que las camionetas fueron diseñadas y construidas a fines de 1941 e inicios de 1942 para ayudar al asesinato masivo de judíos y otros seres humanos.

    A mass grave in the former extermination camp of Chełmno nad Nerem, Poland.
    De Jacques Lahitte (obra propia) [CC BY 3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by/3.0)], a través de Wikimedia Commons

    NOTAS

    [1] Puede ser un pseudónimo.

    [2] Santiago Alvarez y Pierre Marais, The Gas Vans: A Critical Investigation (Barnes Review, 2011), p. 273.

    [3] Se puede leer el texto de la carta Becker/Rauff en http://www.holocaustresearchproject.org/einsatz/rauff.html.

    [4] Se puede leer el texto completo de la carta Just/Rauff y ver el documento escaneado en http://www.phdn.org/archives/einsatzgruppenarchives.com/documents/gaswagon5.html.

    [5] Ingrid Weckert, “The Gas Vans: A Critical Assessment of the Evidence” (3.3.2 RSHA ‘Nota’ del 5 de junio, 1942) en http://vho.org/GB/Books/dth/fndwagon.html.