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    La Operación Reinhard y las fosas comunes: espacio para las fosas

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    ¿Los campos de la muerte de la Operación Reinhard tenían suficiente espacio para las fosas comunes?

    Los negacionistas del Holocausto argumentan lo siguiente:

    No hay suficiente espacio en los campos de la muerte de Treblinka, Belzec y Sobibor de la Operación Reinhard para haber enterrado los cuerpos de las supuestas víctimas.

    Los hechos son:

    Para demostrar sus presunciones, los negacionistas del Holocausto usan cifras inventadas sobre el tamaño de los campos de la muerte de la Operación Reinhard. Además, indican números erróneos sobre la masa corporal colectiva de las víctimas. Cuando se examina la evidencia con estimados más razonables, queda claro que había más que suficiente espacio para alojar las fosas comunes en los campos.

    Ejemplos de las afirmaciones de los negacionistas del Holocausto:

    Por ejemplo, un negacionista estadounidense del Holocausto y creador de videos de YouTube, bajo el pseudónimo de “Denierbud” (“el amigo negacionista” en inglés), afirma lo siguiente: “En Treblinka, Belzec y Sobibor, supuestamente se enterraron 1.38 millones de cadáveres… El problema es que, en los mapas y modelos, no hay suficiente espacio para enterrar esa cantidad de cuerpos”.[1]

    John Ball, negacionista canadiense del Holocausto, asegura lo mismo, pero basa su “análisis” en fotografías de reconocimiento aéreo tomadas después de la guerra. En el libro titulado Air Photo Evidence, Ball alega que el entierro de 800,000 cadáveres en Treblinka “habría ocupado un área 40 veces mayor que el supuesto sitio de sepultura”.[2]

    ¿Cómo llegan a sus cifras los negacionistas del Holocausto?

    Denierbud calcula cuánto espacio ocuparía el cadáver de un hombre adulto y llega a la cifra de 0.3408 metros cúbicos (unos 12 pies cúbicos).  Luego, resuelve de forma arbitraria que una fosa común de Treblinka habría tenido un espacio de sepultura de 11,250 metros cúbicos.

    Divide los supuestos 11,250 metros cúbicos por los 0.3408 metros cúbicos de cada cadáver y concluye que se podrían haber introducido unos 33,000 cadáveres en una fosa, es decir, los restos de 3 hombres adultos por metro cúbico. Divide el total de víctimas de cada campo por la cifra de 33,000 cadáveres por fosa y obtiene la cantidad pozos que cada campo necesitaba.

    En el caso de Treblinka, con su cálculo de 700,000 víctimas, llega a un total de 21.2 pozos.

    En el caso de Belzec, con su cálculo de 600,000 víctimas, llega a un total de 18.02 pozos.

    No ofrece ninguna clase de evidencia ─fallida o no─ para Sobibor. En cambio, omite realizar cálculos sobre este campo solo para ridiculizar la visión histórica de que sí tiene fosas comunes.[3]

    De Treblinka2.JPG: el usuario original que cargó la foto fue Johannes49 en la Wikipedia en neerlandés, obra derivada: Nothere (este archivo es una obra derivada de Treblinka2.JPG) [CC-BY-SA-3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/) o GFDL], a través de Wikimedia Commons

    De qué manera y por qué razones Denierbud se equivoca:

    En primer lugar, el área cúbica que Denierbud calcula no es representativa del tamaño promedio de las víctimas. En segundo lugar, tergiversa cómo se tiraron cuerpos en las fosas. En realidad, el método que presupone hubiera desperdiciado el espacio disponible. Por último, usa mapas de los campos que no están trazados a escala, por lo que no sirven para sacar conclusiones sobre la cantidad de fosas.

    Analicemos cada presunción de Denierbud en profundidad.

    Denierbud tergiversa el tamaño promedio de las víctimas:

    Denierbud concluye que se podrían enterrar los cadáveres de tres hombres adultos en un metro cúbico. ¿Cómo calcula este número?

    Primero, calcula que cada cadáver necesitaría un espacio equivalente a un ancho de hombros de 66 cm (26 pulg), una profundidad de 41 cm (16 pulg, lo que incluye una capa uniforme de arena de 18 cm [7 pulg]) y una longitud de 127 cm (50 pulg). La longitud no incluye el área de la cabeza, que ubica entre los pies de otros dos cuerpos, por lo que crea una especie de pirámide, como de gimnastas.[4]

    El ancho de hombros de 66 cm (26 pulg) equivale al de un hombre estadounidense adulto, saludable y bien alimentado, que probablemente juega al fútbol americano y excede los 102 kg (225 lb). Esta no era la condición de las víctimas, sino que se trataba principalmente de mujeres, niños, bebés y ancianos judíos polacos, quienes conformaban la mayoría de las víctimas de los campos.[5] Los judíos polacos de mediados del siglo XX solían ser de menor estatura —según el estándar moderno de los Estados Unidos. La altura promedio de un hombre judío polaco era de 1.6 m (5 pies 3 pulg). De esto se deduce que, en promedio, su masa corporal también era inferior.[6] Resulta interesante que otros negacionistas del Holocausto que intentaron realizar los mismos cálculos llegaron a cifras relativamente más realistas que Denierbud. Tanto el italiano Carlo Mattogno como el canadiense John Ball calculan 8 cadáveres por metro cúbico, ya que presumen que los niños conformaban un tercio de las víctimas. Los cálculos de Denierbud duplican o triplican el espacio necesario para el cadáver de un niño o bebé, que representaban cerca de la mitad de todas las víctimas.

    Por su parte, Alex Bay proporciona una cifra más realista, tras el análisis meticuloso y científico de las fotografías aéreas de Treblinka y Belzec con la tecnología más avanzada disponible. Al calcular la masa del cadáver de un hombre adulto más típico, se acerca mucho más a la verdadera capacidad de sepultura de un metro cúbico: 10.7 cadáveres de hombres adultos.[7]  Usando la masa corporal más realista de Bay, queda claro que tanto en Treblinka como en Belzec el espacio de las fosas comunes era más que suficiente para contener a las víctimas.[8]

    Los negacionistas del Holocausto suelen sobrestimar la cantidad de cal y arena que se usaba para cubrir las fosas. La capa de arena (o de cal) no tenía exactamente 18 cm (7 in) en todo sector, como aseguran algunos. La política de esparcir capas uniformes de arena y cal sobre los cadáveres no se aplicaba de forma absoluta a todas y cada una de las fosas, ni siquiera era constante dentro de un mismo campo.

    Denierbud y el espacio disponible en las fosas: 

    No abundan los detalles sobre cómo metían los cadáveres en las fosas comunes; prácticamente no hubo sobrevivientes de los Sonderkommandos, que trabajaban en la parte de exterminio de los campos. No obstante, sí disponemos de cierta información.

    Abraham Krzepicki, sobreviviente de Treblinka, declaró sobre las fosas comunes cerca del área de recepción. Estaban reservadas para los cadáveres de los que habían fallecido en el tren o de los que eran ejecutados antes de llegar al área de exterminio del campo: “Ese gran campo rezumaba actividad… Ellos [la mano de obra judía] arrastraban cadáveres hacia las zanjas, que la máquina había cavado por ellos. También podíamos ver a judíos empujando carros cargados de cadáveres hacia las grandes zanjas en el borde del campo… Todos estaban corriendo… Había varios tipos de zanjas en ese lugar. A la distancia, paralelas a las cercas más periféricas, había tres fosas comunes gigantes, en las que se colocaba a los muertos en capas”.[9]

    Shlomo Winer (también conocido como Jacob Grojanowski) describió el proceso de entierro en Chelmno:“Los cadáveres se tiraban uno encima del otro, como basura en un vertedero. Los agarrábamos de los pies y del cabello. En el borde de la zanja, dos hombres lanzaban los cadáveres.  Dentro de la zanja, otros dos hombres los acomodaban de la cabeza a los pies, boca abajo. Si quedaba espacio, se empujaba a un niño”.[10]

    Estos testimonios demuestran la rapidez con que se realizaba todo el proceso, mientras se intentaba mantener una especie de capas entre los cadáveres. De cualquier modo, no hay indicación de la precisión y del cuidado que plantea Denierbud. El objetivo parece haber sido rellenar la fosa más o menos de forma pareja, pero no necesariamente acomodar los cadáveres en hileras precisas y ordenadas.

    ¿Por qué los nazis tratarían los cadáveres de las víctimas judías con algo de dignidad? En vida, los nazis las consideraban alimañas y parásitos enfermos. Los alemanes incluso llegaron a prohibir a los judíos que trabajaban en las fosas el uso de las palabras “cadáver” o “víctima”. En cambio, se hacía referencia a los cuerpos de los judíos como “Figuren” (muñecos, marionetas) o como “Schmattes” (trapos).[11] Para Christian Wirth, el director de los tres campos, simplemente era “basura” que debía desecharse con rapidez y con el menor alboroto posible. No quería que se ralentizara el proceso de asesinato.[12] 

    Los mapas de Denierbud no están trazados a escala:

    El mapa de Treblinka que usa Denierbud no está trazado con una escala precisa. Se trazó a partir de los recuerdos de un testigo sobreviviente; solo se produjo con fines de visualización, no buscando la precisión de dimensiones. Por lo tanto, los diagramas de Denierbud son inválidos.

    Conclusión:

    Denierbud parte de supuestos erróneos para obtener sus cálculos. Simplemente especula sobre cómo se hubieran enterrado los cadáveres y usa un mapa que no está trazado a escala para diagramar las fosas comunes. De manera similar, las conclusiones de John Ball no se basan en ningún tipo de evidencia. Brinda una opinión sobre el espacio de entierro necesario en Treblinka, sin dedicar ni siquiera una palabra a explicar cómo llegó a sus cifras.

     

    NOTAS

    [1] Véase “One Third of the Holocaust” en http://www.youtube.com/watch?v=taIaG8b2u8I, aproximadamente a los 01:34 minutos.

    [2] John Clive Ball, “Air Photo Evidence”, p. 113 en http://archive.org/details/Air_Photo_Evidence (seleccionar PDF). Se suponía que Ball daría su testimonio en el juicio de Ernst Zündel, un negacionista alemán-canadiense del Holocausto, que tuvo lugar en Toronto en 1988, pero el juez lo rechazó como tal porque no era un “perito real”.  De hecho, salió a la luz que Ball era un geólogo asesor por profesión y que la única capacitación que había recibido sobre análisis de fotografías aéreas había sido una materia en la universidad.  En su sitio web, Ball dejó de ofrecer $100,000 a quien lo refutara y ahora solo figura su libro. Sobre la suspensión de la recompensa, véase Jamie McCarthy, “John Ball: Air Photo Expert?” en https://sites.google.com/site/thedenyinghistoryproject/john-ball-air-photo-expert.

    [3] Véase “One Third of the Holocaust”, aproximadamente a los 01:40 minutos.

    [4] Véase “One Third of the Holocaust”, aproximadamente a los 01:36 minutos.

    [5] La empresa R&D Ergonomics vende apoyos ergonómicos para usuarios de computadoras sobre la base de mediciones de hombros.  Los hombros de una persona de complexión media miden entre 40 y 66 cm (16 y 26 in).  Un apoyo voluminoso sirve para personas con hombros muy anchos, que superen los 66 cm (26 in).  Véase www.morencyrest.com/sizing.htm.

    [6] La estatura promedio de los hombres polacos (tanto judíos como de otras denominaciones) era de 1,60 m (5 ft 3 in), y los judíos eran, en promedio, un poco más bajos que el resto de los habitantes.  En promedio, las mujeres judías eran aún más bajas: medían 1,50 m (5 ft) aproximadamente.  Alrededor del 10 por ciento de la población judía era más alta que el promedio.  Véase Jewish Encyclopedia, “Stature” en http://www.jewishencyclopedia.com/articles/13993-stature.

    [7] Alex Bay, “The Reconstruction of Treblinka” (Appendix D—Ash Disposal and Burial Pits) en https://archive.org/details/TheReconstructionOfTreblinka.  Véase también Belzec, Sobibor, Treblinka. Holocaust Denial and Operation Reinhard, “Chapter 7: Mass Graves (5). Capacity of the Graves” en http://holocaustcontroversies.blogspot.com/2011/12/belzec-sobibor-treblinka-holocaust_4489.html.

    [8] Véase un análisis extendido de cuántos cadáveres podrían haber entrado en las fosas comunes de Belzec y Treblinka en el trabajo de Jonathan Harrison, Robert Muehlenkamp, Jason Myers, Sergey Romanov y Nicholas Terry, Belzec, Sobibor, Treblinka: Holocaust Denial and Operation Reinhard. A Critique of the Falsehoods of Mattogno, Graf and Kues, pp. 416-427 (“Capacity of the Graves”) en http://holocaustcontroversies.blogspot.com/2011/12/belzec-sobibor-treblinka-holocaust.html.  Seleccionar Google Docs, Rapidshare o Archive.org para obtener una versión en PDF (en inglés).

    [9] Abraham Krzepicki, “Eighteen Days in Treblinka” en Alexander Donat, The Death Camp Treblinka: A Documentary (Holocaust Library, 1979), p. 86.

    [10] Jacob Grojanowski era un seudónimo.  Como fueron varios los hombres que escaparon de Chelmno, se ha entablado un largo debate sobre su identidad real. Algunos aseguran que su nombre real era Szlamek Bajler.  (Véase “Szlamek Bajler, also known as Yakov Grojanowski: Notes on the Chelmno Waldlager, January 1942”, p. 2/8 en http://www.deathcamps.org/occupation/bajler.html).  Otros consideran que ha quedado claro, sin lugar a dudas, que su identidad real era Shlomo (o ‘Szlamek’) Winer. (Véase también Jonathan Harrison, Robert Muehlenkamp, Jason Myers, Sergey Romanov y Nicholas Terry, Belzec, Sobibor, Treblinka: Holocaust Denial and Operation Reinhard. A Critique of the Falsehoods of Mattogno, Graf and Kues, pp. 46-47 en http://holocaustcontroversies.blogspot.com/2011/12/belzec-sobibor-treblinka-holocaust.html.  Seleccionar Google Docs, Rapidshare o Archive.org para obtener una versión en PDF (en inglés).  Citan a Przemyslaw Nowicki en ‘Zanim “przybył z zaświatów”, nazywał się Winer. Krag rodzinny i konspiracyjny Szlamka, uciekiniera z ośrodka zagłady w Chełmnie nad Nerem, Zagłada Zydow, 2009, pp. 162-192).

    [11] Testimonio de Motke Zaïdl y de Itzhak Dugin sobre la exhumación y la cremación de los cadáveres de las fosas comunes en Vilna, Lituania, según la cita de Claude Lanzmann, Shoah: The Complete Text of the Acclaimed Holocaust Film (Da Capo Press, 1995), p. 9.

    [12] Yitzhak Arad, Belzec, Sobibor, Treblinka: The Operation Reinhard Death Camps (Indiana University Press, 1987), p. 183.