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¿Existe evidencia fidedigna sobre el método de asesinato en los campos de Treblinka, Belzec y Sobibor de la Operación Reinhard?
Los negacionistas del Holocausto argumentan lo siguiente:
Existe tanta “confusión irreconciliable” en las declaraciones de testigos sobre el método de asesinato en los campos de la Operación Reinhard que demuestra que no se puede creer en ninguno de ellos. Ni Treblinka, Belzec ni Sobibor eran campos de la muerte.
Además, Carlo Mattogno, negacionista del Holocausto, alega que, como los informes ofrecían distintas explicaciones sobre el método de asesinato —los más prominentes, la electricidad, el vapor y la extracción de oxígeno de una sala—, el “relato” completo del asesinato en masa es increíble.[1]
Los hechos son:
Durante la guerra e inmediatamente después, circulaban muchas teorías sobre el método de asesinato en Treblinka, Belzec y Sobibor, con orígenes en rumores y chismes de tiempos bélicos. No obstante, concluida la guerra, las declaraciones de los sobrevivientes y los perpetradores presentan coincidencias notorias respecto del método de asesinato: los nazis y sus colaboradores utilizaron gases de escape de motores de gasolina para asesinar a los judíos en estos campos de la muerte.
Informes de diversos métodos de asesinato:
En efecto, durante la guerra, circulaban muchas teorías sobre el método de asesinato en los campos de la muerte de la Operación Reinhard. Estas son algunas que hacen referencia a Treblinka:
- Un artículo publicado en The New York Times el 8 de agosto de 1943. Aquí se afirmaba que el vapor constituía el método de asesinato. La historia se basaba en un informe escrito por el movimiento de resistencia judía del gueto de Varsovia, titulado “Liquidación de la Varsovia judía”. Este informe también incluía una descripción detallada de Treblinka. El informe de la resistencia se abrió camino desde el Gobierno de Polonia en el exilio en Londres hasta el Libro negro de los judíos polacos y de allí hacia The New York Times.[2]
- El diario de Eugenia Szajn-Lewin. Szajn-Lewin llevó un diario en el gueto de Varsovia entre julio de 1942 y abril de 1943. Allí, escribió que el método de asesinato era el aire calentado por vapor. Además, escribió que, cuando las víctimas ya habían muerto, se abría una tapa en el suelo que dejaba caer los cadáveres en un pozo.[3]
- El testimonio de Samuel Rajzman, sobreviviente de Treblinka, en marzo de 1945. Rajzman sostenía que se sofocaba a las víctimas al eliminar el aire de las salas.[4] También mencionó el “gas-ciclon” [Zyklon-B] y otros químicos tóxicos como posibles métodos de asesinato.
- Los escritos de Emanuel Ringelblum. Ringelblum era un historiador del gueto de Varsovia. Registró que el método de asesinato era gas, vapor y electricidad.[5]
Hechos sobre el método de asesinato en Treblinka:
Ninguno de los informes antes mencionados invalida las pruebas fidedignas que indican que el método de asesinato en Treblinka eran los gases de escape de motor, que envenenaba y sofocaba a las víctimas. Los motivos de los informes erróneos:
- Información de segunda, tercera y cuarta mano. En el caso del artículo publicado en el New York Times, se trataba de información de tercera y cuarta mano. Las fuentes en Polonia (la resistencia judía en el gueto de Varsovia, la resistencia clandestina polaca y el Gobierno de Polonia en el exilio) estaban intentando difundir la información sobre Treblinka al mundo. Incluyeron la mejor información con la que contaban en ese momento. No obstante, sus fuentes tenían que especular sobre el método de asesinato, ya que casi nadie que entraba en el área de exterminio de Treblinka sobrevivía para contar la verdad.
- Rumores. En el caso de Szajn-Lewin y Ringelblum, simplemente repitieron un rumor. Un “rumor” es un ‘relato o afirmación sin confirmación de la certeza de los hechos’.[6] Según esta definición de un “rumor”, sus declaraciones no pueden considerarse como prueba. En cambio, ambos casos ilustran el nivel de miedo y la falta de conocimiento que tenían los judíos de Varsovia sobre su destino si se los seleccionaba para el “reasentamiento”. Incluso Samuel Rajzman, sobreviviente de Treblinka, no había trabajado en la sección de exterminio. Este aseguró que había recibido su información de un doctor del campo, el cual también le había dicho que este método de asesinato era solo un rumor, no un testimonio.[7]
Información limitada sobre los campos de la Operación Reinhard, tanto durante la guerra como inmediatamente después:
Los informes de tiempos de guerra sobre Belzec, Sobibor y Treblinka identificaban con uniformidad a los tres como campos de exterminio. Por ejemplo, el Ejército clandestino polaco presentó un informe confidencial en abril de 1942, que incluía observaciones minuciosas de Belzec. Averiguaron que, entre el 17 de marzo y el 13 de abril, unos 52 transportes llegaron al campo. Cada transporte tenía entre 18 y 35 vagones con un promedio total de 1,500 personas. Los trenes ingresaban en el campo, permanecían allí durante media hora y salían vacíos. Ningún judío salía del campo, ni de día ni de noche. No se suministraba comida al campo. Después de cada transporte, se trasladaban unos dos vagones de ropa desde el campo hacia el edificio de almacenamiento del tren. En una sección del campo, se podían ver tres barracones. Según el informe, era claro que no bastaban para albergar a la cantidad de judíos que había ingresado. En las cercanías del campo, se detectaba un fuerte hedor durante los días cálidos. Sobre la base de esta información, llegaron a la conclusión razonable de que los judíos que ingresaban eran asesinados y enterrados en el recinto. El informe dice: “Se desconocen los métodos utilizados para liquidar a los judíos en el campo. Hay tres hipótesis: (1) electricidad; (2) gas; (3) extracción del aire”.[8]
Asimismo, se produjeron revueltas en Sobibor y Treblinka en agosto y octubre de 1943, respectivamente, durante las cuales muchos lograron escapar. Entre el momento de su escape y el final de la guerra, aquellos que lograron encontrar refugio comenzaron a atestiguar lo que habían visto dentro de los campos; así, salió a la luz información más detallada.
Durante las décadas de posguerra, se arrestó y enjuició a algunos perpetradores alemanes. Durante sus juicios, surgió aún más información. Además, los sitios fueron examinados por investigadores rusos y polacos después de la guerra; sus hallazgos también comenzaron a circular. De forma gradual y constante, la evidencia empezó a aparecer con el transcurso de los años. Esto sucedió especialmente a medida que se presentaban más testigos, se llevaban a cabo más juicios de gran repercusión mediática y se realizaban estudios científicos de los sitios.
En resumen, la confusión de la guerra implicó que las fuentes de información sobre el método de asesinato en Treblinka, Belzec y Sobibor fueran rumores o conjeturas. Ninguno de estos informes invalida la evidencia más sólida con la que contamos actualmente, basada en testigos (tanto judíos como perpetradores), investigaciones de los sitios y documentos.[9]
Más evidencia sobre el método de asesinato en Treblinka:
En vez de aceptar conjeturas, rumores y artículos periodísticos con información de cuarta mano, el testimonio de los sobrevivientes judíos y los perpetradores nazis es de crucial importancia. ¿Qué dicen los testigos sobre el método de asesinato?
Wilhelm Pfannenstiel, el médico de las SS que inspeccionó Belzec y Treblinka con Kurt Gerstein, declaró: “Cuando se encerraba a las personas en las cámaras, se bombeaba gas de un motor”.[10]
Franz Hödl, un guardia de las SS en Sobibor, atestiguó: “Había una cámara de gas con una sala contigua con un motor. Los gases de escape se conducían a las cámaras para gasear a los judíos… Se obligaba a las personas a entrar en estas salas desde el corredor. Tras el gaseo, se podían abrir las puertas exteriores y sacar los cuerpos”.[11]
Karl Schluch, un guardia de las SS en Belzec, declaró: “Después de que los judíos entraran en las cámaras de gas, se cerraban las puertas… Entonces Hackenholt encendía el motor que suministraba el gas. Tras cinco o siete minutos —y esto es solo un estimado—, alguien miraba por la pequeña ventana hacia la cámara de gas para verificar que todos en su interior estuvieran muertos”.[12]
Pavel Leleko, un guardia ucraniano en Treblinka, declaró bajo juramento: “Se usaban para envenenar a las personas ocho de las diez cámaras existentes en el edificio con las cámaras de gas. En las otras dos, había dos potentes motores alemanes, de aproximadamente 1.5 m [5 pies] de alto, dos motores en total. Cada uno suministraba gas a cuatro cámaras de gas”.[13]
Yankiel Wiernik, sobreviviente de Treblinka, afirmó: “No había mucho espacio en las cámaras de gas. Las personas se asfixiaban simplemente por el hacinamiento”.[14]
El denominador común en el testimonio, incluso en los rumores:
El elemento común en la mayoría de los testimonios es que se usaba un motor. Aire calentado por vapor, extracción del aire de la cámara, bombeo de gases de escape tóxico e incluso generación de electricidad, todos estos métodos requieren un motor, un generador o alguna fuente de alimentación. El tema común de un “motor” implica que la afirmación de Mattogno sobre las supuestas contradicciones no es un montón de “confusión irreconciliable”. La especulación es bastante uniforme en el siguiente aspecto: todos los informes y rumores confirman que se llevaba a cabo el asesinato sistemático, y que los nazis y sus colaboradores probablemente utilizaban métodos eficientes basados en máquinas. De hecho, la conclusión de Rajzman respecto de que la sofocación era el medio de asesinato no es errónea del todo. Es razonable concluir que al menos algunas de las víctimas fallecieron de sofocación, debido al hacinamiento en las pequeñas salas de las cámaras de gas.
Conclusión:
La supuesta “confusión” de los testimonios que alega Mattogno es fácilmente atribuible a conjeturas fundamentadas o rumores de los tiempos de guerra. De hecho, los informes y las especulaciones tenían denominadores en común, como se ha mencionado. Si bien estas fuentes no pueden considerarse pruebas primarias, deben comprenderse en el contexto, lo que a su vez permite entender los errores que presentan. De cualquier modo, sí contamos con declaraciones fidedignas de testigos, que han surgido con el tiempo, de perpetradores nazis, de colaboradores, de transeúntes y de sobrevivientes judíos. Estas declaraciones provienen de testigos que de verdad observaron el proceso de asesinato en Treblinka, lo que, en última instancia, confirma que el método de asesinato eran gases de escape de motores.
Foto grupal de los participantes de la revuelta de Treblinka. Crédito de la fotografía: Museo Conmemorativo del Holocausto en Estados Unidos, cortesía de Roberta Zuckerman
NOTAS
[1] Carlo Mattogno y Jürgen Graf, Treblinka: Extermination Camp or Transit Camp? (Theses & Dissertations Press, 2004), p. 67 en http://vho.org/dl/ENG/t.pdf.
[2] Carlo Mattogno y Jürgen Graf, Treblinka: Extermination Camp or Transit Camp? (Theses & Dissertations Press, 2004), 57 que cita a El libro negro de los judíos polacos, que a su vez cita a “Treblinka. Official Report Submitted to the Polish Government” en http://vho.org/dl/ENG/t.pdf. Véase también The New York Times, 8 de agosto de 1943, p. 11.
[3] Carlo Mattogno y Jürgen Graf, Treblinka: Extermination Camp or Transit Camp? (Theses & Dissertations Press, 2004), p. 51 que cita a Eugenia Szajn-Lewin, Aufzeichnungen aus dem Warschauer Ghetto, July 1942 bis April 1943 (Reclam Verlag, Leipzig, 1994) en http://vho.org/dl/ENG/t.pdf.
[4] Carlo Mattogno y Jürgen Graf, Treblinka: Extermination Camp or Transit Camp? (Theses & Dissertations Press, 2004),p. 68 que cita el testimonio de Razjman presentado ante la oficina del fiscal militar del 65.º Ejército soviético, primer teniente de justicia Jurowski (USSR-337), p. 9 de la versión en alemán en http://vho.org/dl/ENG/t.pdf.
[5] Carlo Mattogno y Jürgen Graf, Treblinka: Extermination Camp or Transit Camp? (Theses & Dissertations Press, 2004), que cita a Emmanuel Ringelbum, Kronika getta warszawskiego, editado por Arthur Eisenbach (Cztelnik, Varsovia, 1983), p. 416 en http://vho.org/dl/ENG/t.pdf. En inglés, véase Emmanuel Ringelbum, Notes from the Warsaw Ghetto (ibooks, 2006), p. 321.
[6] Véase http://dictionary.reference.com/. Palabra clave: “rumor”.
[7] Carlo Mattogno y Jürgen Graf, Treblinka: Extermination Camp or Transit Camp? (Theses & Dissertations Press, 2004),p. 68 que cita el testimonio de Razjman presentado ante la oficina del fiscal militar del 65.º Ejército soviético, primer teniente de justicia Jurowski (USSR-337), p. 9 de la versión en alemán en http://vho.org/dl/ENG/t.pdf.
[8] Jonathan Harrison, Robert Muehlenkamp, Jason Myers, Sergey Romanov y Nicholas Terry, Belzec, Sobibor, Treblinka: Holocaust Denial and Operation Reinhard. A Critique of the Falsehoods of Mattogno, Graf and Kues, pp. 47, 48 en http://holocaustcontroversies.blogspot.com/2011/12/belzec-sobibor-treblinka-holocaust.html. Seleccionar Google Docs, Rapidshare o Archive.org para obtener una versión en PDF (en inglés). Citan a Zygmunt Marikowksi, Zwiazek Walki Zbrojnej, I, Armia Krajowa w Okregu Lubelskim, Londres, 1973, Libro Dos, Documentos, pp. 34, 35, también traducido y citado en Yitzhak Arad, Belzec, Sobibor, Treblinka: The Operation Reinhard Death Camps (Indiana University Press, 1987), pp. 350, 351.
[9] Para un debate completo de lo que nos enteramos sobre los campos de la Operación Reinhard y en qué fechas, véase Jonathan Harrison, Robert Muehlenkamp, Jason Myers, Sergey Romanov y Nicholas Terry, Belzec, Sobibor, Treblinka: Holocaust Denial and Operation Reinhard. A Critique of the Falsehoods of Mattogno, Graf and Kues, pp. 43-69 en http://holocaustcontroversies.blogspot.com/2011/12/belzec-sobibor-treblinka-holocaust.html. Seleccionar Google Docs, Rapidshare o Archive.org para obtener una versión en PDF (en inglés).
[10] Yitzhak Arad, Belzec, Sobibor, Treblinka: The Operation Reinhard Death Camps (Indiana University Press, 1987), p. 104. Véase también http://www.nizkor.org/ftp.cgi/people/p/pfannenstiel.wilhelm/pfannen.001 para la declaración jurada de Pfannenstiel.
[11] Jonathan Harrison, Robert Muehlenkamp, Jason Myers, Sergey Romanov y Nicholas Terry, Belzec, Sobibor, Treblinka: Holocaust Denial and Operation Reinhard. A Critique of the Falsehoods of Mattogno, Graf and Kues, p. 294, que cita a Franz Hödl, 29 de marzo de 1966, StA Dortmund, Verfahren gegen Gomerski en http://holocaustcontroversies.blogspot.com/2011/12/belzec-sobibor-treblinka-holocaust.html. Seleccionar Google Docs, Rapidshare o Archive.org para obtener una versión en PDF (en inglés).
[12] Yitzhak Arad, Belzec, Sobibor, Treblinka: The Operation Reinhard Death Camps (Indiana University Press, 1987), pp. 70-71 que cita a Belzec-Oberhauser, Banda 8, 1843-1484.
[13] “The Interrogation of Pavel Vladimirovich Leleko”, los Protocolos Soviéticos, 20 de febrero de 1945 en http://www.nizkor.org/hweb/people/l/leleko-pavel-v/leleko-001.html.
[14] Yankel Wiernik, “A Year in Treblinka”, Capítulo 7, en http://www.zchor.org/treblink/wiernik.htm.